Un Camino de Santiago visto desde el lado humano, nada de albergues, carreteras o senderos; sólo la gente que los habita.
Buscar este blog
viernes, 9 de julio de 2010
El Señor Joaquín "El ganadero"
El señor Joaquín es un ganadero, tiene reses bravas (él dice que no) en una finca entre Santiponce y Guillena.
-¡Buenos días! (son las doce de la mañana)
-¡Buenos días! responden al unísono el Señor Joaquín y su hijo con desconfianza.
-¿Estas reses son bravas?
-¿Las vacas dice?
Las vacas son como se ven el foto, negras, musculosas, nada que ver con la apacible y ubérrima vaca suiza.
-Si las vacas, que si son bravas.
-No, son para carne.
Pongo cara de no creerle y sigue
-Las bravas las tengo aparte.
Será verdad lo que dice el Señor Joaquín, pero yo jamás entraría en ese prado a acariciár a esas bestias que tienen cara de querer matarte, nada que ver con la amorosa vaca que ríe de los quesitos.
Me pregunta el Señor Joaquín:
-¿A qué anda por aquí?
-Estoy haciendo el Camino de Santiago
-Y eso... ¿por qué lo hacen ustedes?, los pelegrinos digo.
-Pues hay muchos motivos: fe, aventura, superación personal.
-¿Fe?
-Sí, hay gente que promete hacer el Camino si un familiar sana de una enfermedad, o si él mismo se ha curado; ya sabe usted que la fe mueve montañas.
Me miran, hijo y padre con gesto de complacienciencia, yo sigo ya embalado en defender mis motivos y los ajenos.
-Es una aventura también, ya ve usted, yo voy solo (le miento un poco, no quiero explicarle que sólo estoy probando la primera etapa de mi Camino) sin saber donde dormiré y dónde comeré, el Camino también es aventura. Como no. Además está el tema de la superación personal y del ego...se imagina cuando yo acabe y le cuente a todos mis íntimos y no tan íntimos: Yo he ido de Sevilla a Santiago de Compostela en bicileta.
-Es que suena hasta bien, dice el hijo del señor Joaquín, seguramente Joaquinito.
-¿De dónde es usted?
-Pues vengo de Cádiz
-Lo digo por si conoce usted el calor de aquí, que pega fuerte... están influenciados por las noticias de gente que ha muerto de un golpe de calor y me ven mayor y solo.
-No se preocupe padre, dice Joaquinito, si vive en Cádiz ya conoce el calor de aquí.
Sí ya lo conozco y con un saludo y un buen camino por parte del Señor Joaquín, seguí mi ruta hasta Guillena.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Está bien como anécdota. Imagino que a lo largo del Camino, cuando realmente lo comiences, te tropezarás con un sinfín de señores Joaquín y Joaquinitos que te pregunten lo mismo: "¿por qué lo haces?" Y tú podrás responder lo que quieras sea cierto o no. Sin embargo, aquí, en tu blog, el lector curioso que se asoma a la ventana y contempla tu aventura necesita algo más. Necesita saber los motivos que te mueven a hacer algo por segunda vez, desde más lejos y en solitario. No puedes pretender que ya te conocemos. Algunos simplemente, a duras penas, conseguimos "reconocerte" y nos hace falta que dejes caer pequeñas pistas -quizás como parte de tus pensamientos escritos- que nos indiquen tus porqués más íntimos, al margen de lo que se pueda decir del peregrino en general. Personaliza el relato desde el comienzo como si de un buen libro escrito en primera persona se tratase, atrápanos, haznos partícipes de lo que estás viviendo. No des por descontado que el lector te va a seguir de forma incondicional porque esta historia lleve "tu" nombre en la portada.
ResponderEliminarTú sabes mejor que nadie que jamás he escrito pensando en los demás, tampoco lo haré ahora, no sería yo. Espero que a pesar de todo logre atraparte y sigas leyéndome.
ResponderEliminarEra una matización estilística pero, por supuesto, eres libre de escribir cómo y para quién quieras.
ResponderEliminarIntentaré leer entre líneas de tu "anecdotarium" lo que tu alma esconde.
A mi si me basta con que tu nombre aparezca en la portada, detrás de eso, puedes poner lo que te apetezca y como te apetezca.
ResponderEliminarPor mucho que intentaras explicar los sentimientos que te produce el camino, nadie podrá entenderte si no lo ha vivido nunca.
A mí se me pone todavía la carne de gallina con cada foto que veo y cada palabra que leo.